EL TEMOR AL FRACASO

Y AL DESALIENTO

 

"¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!" Salmo 42:11 (Nueva Traducción Viviente) 

 

Hay ciertas tormentas en la vida de la persona que contribuyen a que la actitud se estrelle. Estas tres tormentas que trato son predominantemente internas, no externas. Son parte de nosotros y deben ser tratadas constructivamente para que traigan paz y produzcan una actitud sana.  

 

El temor al fracaso y al desaliento

 

La primera tormenta interna es: el temor al fracaso.

 

Hemos tenido muchas maneras de enfrentarnos con eso. Algunas personas son tan determinantes que dicen: «Si no tienes éxito la primera vez, destruye toda evidencia de que lo intentaste».

 

Fracaso:

        Lo escondemos,

                         lo negamos,

                                       lo tememos,

                                                     lo desconocemos,

                                                                             y lo odiamos.

 

Hacemos todo menos aceptarlo. Por aceptación no quiero decir resignación y apatía. Quiero decir entendimiento que el fracaso es un paso necesario hacia el éxito. El hombre que nunca cometió una equivocación nunca hizo nada.

 

Me gusta leer las vidas de los grandes hombres. Una realidad constante en todos es que experimentaron fracasos. En efecto, la mayoría de ellos comenzaron siendo unos fracasados.

 

Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.

 

Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.

 

Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».

 

Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro. Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.

 

Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.

 

Aceptar el fracaso en el sentido positivo, es algo efectivo cuando usted cree que el derecho a fracasar es tan importante como el derecho a triunfar. La mayoría de las personas rara vez valoran su buena salud, hasta que se enferman. El experimentar los problemas nos da un gozo más grande en nuestro progreso si aceptamos el fracaso como un proceso importante para llegar a nuestra meta.

 

Es imposible triunfar sin sufrir. Si tiene éxito y no ha sufrido, es que alguien ha sufrido por usted; y si está sufriendo sin tener éxito, tal vez alguien tendrá éxito por usted. Pero no hay éxito sin sufrimiento.

 

    Ø  Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.

    Ø  Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.

    Ø  Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones...

    Ø  olvídese de la grandeza.

 

Corra el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto.

 

Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida. Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo. Muchos receptores po-tenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron. Santiago nos dice: «No tenemos porque no pedimos». En realidad no pedimos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo.

 

  1. Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
  2. Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
  3. Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.
  4. Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo.
  5. Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos.
  6. Amar es correr el riesgo de no ser amado.
  7. Vivir es correr el riesgo de morir.
  8. Esperar es correr el riesgo de desesperar.
  9. Tratar es correr el riesgo de fracasar.

 

  1. Se tiene que correr el riesgo, porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada.
  2. La persona que no arriesga nada no hace nada, no tiene nada y no es nada.
  3. Puede evitar sufrimiento y dolor, pero no puede aprender, crecer, sentir, cambiar, amar, vivir.
  4. Encadenado por estas certezas, es esclavo, ha perdido su libertad.

 

El temor al fracaso se aferra de aquellos que se toman demasiado en serio. Mientras crecemos, pasamos mucho tiempo preocupándonos de lo que el mundo piensa de nosotros. Cuando llegamos a la madurez nos damos cuenta que el mundo ni se fijó en nosotros todo el tiempo que nos preocupamos. Hasta que aceptemos que el futuro del mundo no depende de nuestras decisiones, no olvidaremos las equivocaciones pasadas.

 

La actitud es el factor determinante respecto a si nuestros fracasos nos edifican o nos aplastan. La persistencia de una persona que se topa con un fracaso es una señal de una actitud saludable. ¡Los ganadores no renuncian! El fracaso se vuelve devastador y hace que nuestra actitud se estrelle, cuando renunciamos. Aceptar el fracaso como final es ser finalmente un fracasao.

 

Nada en el mundo puede tomar el lugar de la persistencia. No lo hará el talento; nada en el mundo es más común que hombres de talento sin éxito. El genio no lo hará; el mundo está lleno de ruinas educadas. Solamente la per-sistencia y la determinación son «omnipotentes».

 

Una clave para fortalecerse en tiempos de fracaso es mirar a nuestro Creador y nuestro principal motivador.

Cuando parece que he fracasado...

Señor, ¿quieres decirme algo?

 

Porque...

·         El fracaso no significa que soy un fracasado; significa que todavía no he triunfado.

·         El fracaso no significa que no he logrado nada; significa que he aprendido algo.

·         El fracaso no significa que he sido un tonto; significa que no tuve suficiente fe para experimentar.

·         El fracaso no significa que he sido desgraciado; significa que me atreví a probar.

·         El fracaso no significa que no lo tengo; significa que lo tengo de una manera diferente.

·         El fracaso no significa que soy inferior; significa que no soy perfecto.

·         El fracaso no significa que he desperdiciado mi tiempo; significa que tengo una excusa para comenzar otra vez.

·         El fracaso no significa que debo darme por vencido; significa que debo tratar con más ahínco.

·         El fracaso no significa que nunca lo haré; significa que necesito más paciencia.

·         El fracaso no significa que me has abandonado; significa que debes tener una mejor idea para mí. Amén.

 

El miedo al desaliento

 

La segunda tormenta dentro de nosotros que puede provocar que nuestra actitud se estrelle es el miedo al desaliento.

 

Elías es uno de mis personajes favoritos de la Biblia. Nunca un hombre de Dios tuvo un momento de mayor alegría que el que tuvo él en el Monte Carmelo. Persistencia, fe, poder, obediencia y oración efectiva caracterizaron a Elías cuando estaba frente a los adoradores de Baal. Pero esa victoria de 1 Reyes 18 fue seguida por el desaliento de 1 Reyes 19. Su actitud cambió de persistencia delante de Dios a inculpamiento a Dios por sus problemas. El temor reemplazó a la fe.

El poder desapareció frente a la lástima y la desobediencia reemplazó a la obediencia. ¡Cuán rápidamente cambian las cosas! ¿Le parece esto familiar?

 

Cuatro pensamientos sobre el desaliento:   Lea l Reyes 19 y descúbralos:

·        

       Primero, el desaliento lastima nuestra imagen (v. 4).

El desaliento nos hace vernos menos de lo que somos. Esto llega a ser más grave cuando nos damos cuenta de que no podemos actuar de una manera incongruente con la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

 

·         Segundo, el desaliento nos hace evadir nuestras responsabilidades (v. 9).

Los elías de la vida se forman en los montes carmelos no en las cuevas. La fe nos hace ministrar. El temor nos trae solamente miseria.

 

·         Tercero, el desaliento nos hace culpar a otros por nuestros apuros (v. 10).

 

·          Cuarto, el desaliento empaña los hechos (v. 18).

Todos estamos sujetos a las corrientes de desaliento que pueden arrastrarnos hasta una zona peligrosa. Si conocemos las causas del desaliento, podemos evitarlo con más facilidad.

 

El desaliento:

 

 

El desaliento significa decaimiento del ánimo o desfallecer. Cuando hablamos de desaliento se refiere a los momentos en que nuestro ánimo se cae al suelo, desfallecemos y muchos hemos experimentado esto en diferentes situaciones y es en estos momentos donde solemos preguntarnos ¿Dónde está mi Dios? ¿En medio de todo lo que está pasando, Señor, por qué hasta ahora no has actuado? Es allí donde debemos entender que ante los diferentes desafíos que nos toca vivir el desaliento es una reacción común y necesitamos aprender a vencerlo.

 

El desaliento viene cuando nosotros:

 

1. Sentimos que la oportunidad de triunfar se ha ido. La prueba del carácter es ver qué es lo que lo puede detener.

2. Nos volvemos egoístas. Por lo general, las personas desalentadas piensan mucho en una sola cosa: en ellos mismos.

3. No tenemos éxito en nuestros intentos de hacer algo.

4. Carecemos de propósito y planificación.

 

Otra característica del desaliento es la inactividad. Rara vez ve usted a una persona desalentada corriendo y tratando de ayudar a otros. Cuando usted está desalentado tiende a apartarse. Muchas veces el desaliento viene luego de una victoria. Ese fue el caso de Elías. Tal vez necesitaba otro monte Carmelo para levantar su espíritu.

 

Cuando carecemos de propósito carecemos de realización.

Cuando un hombre predispone su mente para resolver cualquier problema, puede, al principio, toparse con grandes dificultades, pero si continúa buscando, con toda seguridad encontrará alguna clase de solución. La desventaja en la mayoría de las personas, es que desisten antes de comenzar.

 

Pasos para salir del desaliento:

 

Quizás ahora mismo usted se sienta totalmente desalentado, creyendo que es muy poco lo que puede hacer para vencer los sentimientos de frustración e inutilidad. Pero hay algunos pasos que puede dar para salir de esa postración.

 

Acción positiva

 

“Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre”. Col.3:17

 

Enfrente el problema y recuerde que su motivacion esta en Dios y para Dios. Cuando se sienta desalentado, actúe. Nada nos libra del desaliento más rápidamente que dar pasos positivos hacia la solución del problema.

 

Cuenta un poeta que caminando en su jardín vio un nido de pájaro en el suelo. La tormenta había sacudido el árbol y desbaratado el nido. Mientras musitaba triste sobre la destrucción del hogar del pajarito, levantó la vista y lo vio haciendo uno nuevo en las ramas.

 

b. Pensamiento positivo

 

"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad". Fil.4:8

 

Tenemos la mente de Cristo. Hace poco leía una breve pero estimulante biografía de Thomas Edison escrita por su hijo. ¡Qué personaje tan sorprendente! Gracias a su genio disfrutamos del micrófono, el fonógrafo, la luz incandescente, la batería de placas, las películas habla-das y más de mil otras invenciones. Pero tras todo eso había un hombre que rehusaba desanimarse. Su optimismo contagioso influyó en todos cuantos lo rodeaban.

 

Su hijo recuerda una fría noche de diciembre en 1914. Experimentos infructuosos con la batería de placas alcalinas de hierro y níquel, un proyecto en el que trabajó diez años, habían puesto a Edison en la cuerda floja, económicamente. Estaba solvente sólo por las ganancias provenientes de la producción de películas y discos.

 

En esa noche de diciembre, el grito de «¡fuego!» se escuchó por toda la planta. El fuego había brotado en el cuarto de películas. En pocos minutos, todos los componentes almacenados, celuloide para discos y películas y otros artículos inflamables, ardían. Acudieron compañías de bomberos de ocho pueblos cercanos, pero el calor era tan intenso y la presión del agua tan baja que los intentos por dominar las llamas fueron inútiles. Todo se destruyó.Al no encontrar a su padre el hijo se preocupó. ¿Estaba a salvo? Con todos sus bienes destruidos, ¿cómo estaba su espíritu? Entonces vio a su padre que corría hacia él. «¿Dónde está mamá?», gritó el inventor. «¡Búscala, hijo!, ¡dile que venga y reúna a todos los amigos! ¡Nunca más verán un incendio como este!» En la madrugada, mucho antes del amanecer, con el fuego ya bajo control, Edison reunió a sus empleados y les hizo un anuncio increíble:«¡Reconstruiremos!» Dirigiéndose a uno de sus hombres, le dijo que alquilara toda la maquinaria que encontrara en el área. A otro le dijo que consiguiera una grúa. Luego, como se le ocurriera de pronto, añadió: «Oh, a propósito, ¿alguno de ustedes sabe dónde podemos conseguir dinero?»

 

¿Ha sufrido derrota o desaliento últimamente? Depende de usted decidir cómo tratará las derrotas de la vida. Ningún hombre va por la vida sin encontrar derrotas de vez en cuando. Cuando eso le suceda a usted, ¡no desmaye! El misionero E. Stanley Jones decía que había adoptado este lema para su vida: «Cuando la vida te dé una patada, ¡que esa patada te lance hacia adelante!» ¡Una solución sabia! Cualquiera puede comenzar, pero solamente alguien de buena estirpe puede terminar.

 

Si usted se da por vencido muy fácilmente escriba lo que está a continuación y léalo a diario: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. 2Da. Cor.4:7-9

 

PROPONGASE ESTO EN SU CORAZON

 

1. Nunca me daré por vencido mien-tras sepa que tengo la razón.

2. Creo que todas las cosas obrarán a mi favor si me sostengo hasta el final.

3. Tendré ánimo y no desmayaré frente a las probabilidades.

4. No permitiré que nadie me intimide ni me separe de mis metas.

5. Lucharé para vencer todos los impe-dimentos físicos y las contrariedades.

6. Trataré una y otra vez, y todavía una vez más para realizar lo que quiero.

7. Obtendré fe y fortaleza al saber que todos los hombres y mujeres con éxito lucharon contra la derrota y la adversidad.

8. Nunca me rendiré al desaliento o la desesperación no importa con qué obstáculos aparentes me enfrente.

 

La contención del pecado

 

Tu actitud comienza a vacilar cuando el pecado entra en tu vida. Una naturaleza mezquina, dura y carnal nos invade, como resultado del pecado.

 

  • Al principio es atractivo, luego aterrador;
  • Al principio es fascinante, luego alienante;
  • Al principio engaña, luego condena;
  • Promete vida y produce muerte; es lo más desilusionante del mundo.

Entender el problema es un buen primer paso para corregir tu perspectiva. Si tu actitud está en peligro de estrellarse, revisa los indicadores internos. Ve si temes al fracaso, o al desaliento. Pero tambien mira si el causante de esto es el pecado. el pecado detiene la Bendicion y el fluir en Dios. el pecado ata y esclaviza pero tambien abre la puerta al diablo para oprimirnos y derrotarnos.

 

Reprende el pecado de tu vida, satifícate, pero ante todo podemos decir: Todo lo puedo Cristo que me fortalece. 

 

¿Cómo combatir el desánimo?

 

1. Reconoce que no eres el mismo. El reconocimiento de nuestro estado siempre será el principio de una restauración. Mientras no reconozcas que tienes un problema, que no eres el mismo, que has dejado de ser aquella persona que un día fuiste, entonces difícilmente saldrás de allí. La Biblia dice lo siguiente: “El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa.” Proverbios 16:18 (Traducción en lenguaje actual).

 

2. Niégate a ti mismo. Comienza a hacer cosas que ya no quieres hacer y que no debiste de dejar de hacer. Si antes orabas y ahora ya no, entonces comienza nuevamente a forjar ese hábito de oración. Quizá al inicio será un poco difícil, pero todos somos capaces de forjar hábitos en nuestra vida cuando constantemente los practicamos. Lee la Biblia aun cuando creas que ya lo sabes todo o que ya la has leído muchas veces. Congrégate, busca servir en tu congregación. El hecho que estés activo te ayudará a mantenerte firme, entre más sirves y más involucrado estás en la obra de Dios, buscarás más su respaldo y por consiguiente la comunión con Él. La Biblia dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 (Reina-Valera 1960).

 

3. Acércate a personas que amen a Dios y que te ayuden a mantenerte firme. El problema de muchos de nosotros es que nos creemos autosuficientes, recuerda que somos una familia y como familia debemos ayudarnos mutuamente. No te creas lo suficientemente fuerte como para no necesitar la ayuda de otros. Hay personas que aman a Dios y que pueden ayudarte en los momentos de flaqueza, busca a esas personas, entabla amistades que pueden fortalecerte en momentos de debilidad. El problema de muchos es que cuando se sientes desanimados se aíslan totalmente de todos y no buscan ayuda. La Biblia dice: “La verdad, «más valen dos que uno», porque sacan más provecho de lo que hacen. Además, si uno de ellos se tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a levantarse!” Eclesiastés 4:9-10 (Traducción en lenguaje actual).

 

4. Si sientes que tropiezas, ¡Levántate!. Hay momentos en los que sentirás que estás haciendo bien las cosas, pero de pronto quizá tropieces, entonces en esos momentos lejos de frustrarte o rendirte, debes levantarte e intentarlo nuevamente. El problema del cristiano no está en tropezar, sino en no quererse levantar. La Biblia dice: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…” Proverbios 24:16a (Reina-Valera 1960). Nunca te rindas de tratar de querer agradar a Dios, porque Dios ha de recompensar tu insistencia, ha de fortalecerte y hará de ti un testimonio vivo para bendecir a muchos más que como tu también están pasando por situaciones similares.

 

Acude de inmediato a su palabra

 

Vuelva su comfianza a DiosIsa 41:10-13 dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo". 

 

Canalice su fe hacia Dios y esfuercese.- Josue 1:8-9 Dice:  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. 

 

Busque la fortaleza de Dios.- “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.Isa.40:28-31

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Comentarios: 5
  • #1

    Luz (domingo, 07 agosto 2011 15:15)

    Muy buen artículo. Bendiciones.

  • #2

    HEIDY (domingo, 14 agosto 2011 22:25)

    DIOS LOS BENDIGA DESDE LOS MAS ALTO, SON UNA BENDICION ETERNA Y GRANDIOSA, SON UN PEDAZO DEL CIELO EN LA TIERRA. MUY BUENA ESTE LUGAR, SIN DUDA ES TREMENDA BENDICION DE DIOS.

  • #3

    adolfo (lunes, 26 septiembre 2011 23:42)

    voy a leer y leer esto a ver sí me entra ya que mi vida lleva el título de fracaso desaliento y miedo

  • #4

    Anita Cedeño (miércoles, 03 octubre 2012 10:17)

    Me encanto esta pagina ya que tiene mensaje que lo hacen reflexionar sobre como lleva su vida y como la puede cambiar que Dios lo bendiga a las personas que hacen esta presentaciones
    Muchas Gracias por compartirla

  • #5

    Patricia (sábado, 26 enero 2013 08:38)

    Que verdad más grande "Tu actitud comienza a vacilar cuando el pecado entra en tu vida ". Por mucho tiempo lo único que deseaba era servir al Señor, haciendo esto y lo otro, pero la mayoría de lo que hacía era un fracaso. Injustamente reprochaba al Señor por no respaldarme ya que lo que hacía era supuestamente para honrar su nombre, y me sentía muy desalentada,
    hasta que por misericordia comprendo que lo que hacía simplemente era herejía ( pues al Señor nadie le engaña y Él conoce hasta los más ocultos pensamientos) en el fondo de mi corazón quería quedar bien delante de los hermanos para ser considerada como una cristiana ejemplar y tener asegurada mi salvación.
    Bendito Padre del cielo, Señor Jesús gracias por el perdón inmerecido

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