Señales de que estas muriendo espiritualmente
Puedes pasar horas o días sin pensar en Él
No tienes un fuerte deseo de pasar un tiempo a solas con Él
Ya no sientes esa hambre insaciable por leer su Palabra y aprender de ella
.
El pasar tiempo en oración se ha vuelto una carga en tu vida, cuando debe ser una delicia para ti.
Tu adoración se ha vuelto formal, seca y sin vida. Sólo actúas como los demás en la congregación al adorar.
Tus momentos de oración y adoración de forma privada son casi inexistentes, fríos y secos.
Estas más preocupado sobre tu salud física, bienestar y comodidades de la vida que del bienestar y condición de tu alma.
Cuando tienes poco apetito por la comida espiritual y más por degustar los sabores de la vida.
Anhelas más la compañía humana que tu relación personal con Cristo.
Inviertes más esfuerzo y tiempo en tu aspecto físico para agradar a otras personas, que en la belleza espiritual para agradar a Cristo
Tu corazón ya no es ferviente y apasionado como antes lo hacías, ahora se ha vuelto frio e indiferente.
El cristianismo se ha vuelto una serie de pasos a cumplir, en vez de mantener una relación viva con Cristo.
Mides la espiritualidad de otros por su servicio, en vez de la condición de su corazón para con Cristo.
Cuando defines al cristianismo más por lo que uno hace, que por lo que es delante de Jesús.
Cuando tu obediencia y servicio están alimentados y motivados por las expectativas que se genera en otros o por el deseo de impresionar a otros, en vez de servir por pasión a Cristo.
Estas interesado en la recreación, entretenimiento y tener diversión en vez de cultivar tu intimidad con Cristo, por medio de la oración, alabanza, ayuno y estudio de su Palabra.
Cuando prefieres compartir tiempo con amistades que no aman a Cristo, en vez de pasar tiempo con amistades cristianas que podrían ayudarte a despertar tu hambre espiritual.
Estas más preocupado por lo que otros piensas y en complacerlos, en vez de conocer y agradar a Dios.
Cuando tu servicio a Cristo y a los demás es motivado por un sentido de obligación.
Puedes hablar de cosas triviales con muchísimas personas, pero esquivas hablar sobre temas cristianos o sobre tu propia condición espiritual.
Cuando en tu iglesia piden algún testimonio personal con su relación con Cristo o sobre ¿Qué Dios está haciendo en tu vida?, y tú te escondes para evitar que te pregunten.
Cuando no encuentras fácil felicidad en las pequeños detalles que Dios nos regala cada día.
Cuando te enfadas y criticas con facilidad, al ver alguien que alguien nuevo en la iglesia dice algo doctrinalmente incorrecto o vive en pecado.
Cuando disfrutas mucho más de canciones seculares, películas y libros, en vez de materiales cristiano que te ayudarán a crecer en Cristo.
Cuando prefieres ocupar tu día con actividades laborales en vez de reservar unos pequeños minutos en intima oración con Jesús.
Mostrar actitudes o estar involucrado en actividades que sabes que son contrarias a lo que Biblia dice, pero a pesar de ello continúas haciéndolo.
Cuando comienzas a justificar, esas pequeñas cosas que te apartan de Cristo y te dirige más hacia la desobediencia.
Cuando vuelves a las malas prácticas y malos hábitos de la vieja vida.
Ignoras por completo o tratas de obviar esa pequeña voz dentro de tu interior (cuando Él te habla), llamándote a orar o diciéndote que lo que estás haciendo no es correcto.
Cuando comienzas a disfrutas de ciertos pecados y no pretendes renunciar por ellos.
Cuando ya no te afliges por el pecado. No sientes esa carga dentro de ti por haberle fallado a Jesús y haber contristado su Santo Espíritu.
Cuando te sientes constantemente a ciertos pecados y dejas que tus pies se resbalen.
Cuando te crees autosuficiente pensando que no necesitas del perdón de Dios y otros si lo necesitan por sus pecados.
Cuando estas más preocupado por hacer las cosas solo por profesionalismo, que hacerlo con la disposición correcta.
Cuando estas preocupado por obtener cosas materiales, en lugar de estar dispuesto en dar y suplir las necesidades del prójimo.
Cuando rara vez te sacrificas por la obra del Señor.
Cuando pasas más tiempo y dedicas más esfuerzo a la acumulación de bienes, en vez de suplir las necesidades del cuerpo de Cristo, la iglesia o de un misionero.
Cuando estas más presto a juzgar al hermano, antes que extender misericordia y restaurar su vida espiritual.
Es tiempo de clamar: Oh Dios, tú eres mi Dios; temprano te buscaré. Mi alma tiene sed de ti; mi carne te anhela en tierra seca y árida donde no hay agua Sal 63:1
Bendiciones de lo alto
SI TE HA GUSTADO ESTA PÁGINA
DEJANOS TU COMENTARIO
Y GRACIAS POR VISITARLA