LA BENDICION
DE ORAR DE MADRUGADA
Testimonio de Jorge Müller
“Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones”. (Sa. 57:8,9)
JORGE MULLER. nos compartió su historia de cómo logró la costumbre de levantarse temprano, aunque estaba mal su salud cuando Dios le habló que añadiría tal práctica a su vida. Su historia será interesante para todos nosotros, al saber que Dios lo usó hasta en los días finales de su vejez.
“Durante mi estancia en Plymouth, me incitaba de nuevo a levantarme temprano, y fue una bendición de la que no he perdido los buenos resultados hasta ahora. Lo que me guío a hacerlo fue el ejemplo del hermano donde me alojaba y un comentario que el mismo dio referente a los sacrificios, basado en el libro de Levítico: “Tal cómo no se debe ofrecer el estiércol, así lo mejor de nuestro tiempo sea en especial para la comunión con el Señor.”
“Yo estaba, grandemente, entregado a la costumbre de madrugar durante los años anteriores. Pero, puesto que tenía los nervios tan débiles, pensé que tenía solo fuerza para las actividades del día, mejor sería no madrugar, para que mis nervios estuvieran más tranquilos. Por esto, me levanté a lo más entre las seis o las siete, y a veces después de las siete.”
“Por la misma razón, me propuse acostumbrarme a dormir un cuarto de una hora, o media hora tal vez, después de almorzar; pensando que calmaría, con esto, un poco más mis nervios. Con todo esto y no obstante, mi alma con regularidad sufría a cada día y a veces mucho, pues inesperadamente me llegaban trabajos urgentes quitándome el tiempo para orar y leer la Palabra.”
“Por la gracia de Dios, después de escuchar aquel comentario que mencioné anteriormente, me propuse que, no importaba que sufriera mi cuerpo, nunca más perdería el tiempo más precioso acostado en la cama. Por la gracia de Dios, pude aquel mismo día levantarme más temprano y así lo he hecho desde entonces.”
“Me permito ahora más o menos siete horas de sueño, lo que basta para refrescarme, aunque sigo débil y tengo mucho cansancio mental. Sumado a esto, he olvidado la siesta de la tarde. El resultado es que he podido procurar más tiempo para los períodos preciosos de oración y meditación antes de desayunar. De esta forma descanso mi cuerpo y más particularmente, mis nervios. Ahora he estado mejor.”
“Si Ud. se pregunta, ¿por qué debo madrugar temprano?
La respuesta es que quedándose demasiado tiempo en la cama:
1. Malgasta el tiempo, lo cual es impropio a un santo, quien fue comprado con la preciosa sangre de Cristo, juntamente con su tiempo y todo lo que tiene, para el uso del Señor. Si dormimos más de lo necesario, pensando fortalecer el cuerpo, es un malgasto del tiempo que Dios nos ha fiado como un talento, para usarlo en el desarrollo de Su gloria, para nuestro beneficio, para el beneficio de los santos y también para el beneficio de los infieles, que están alrededor nuestro.
2. Quedarse demasiado en la cama daña el cuerpo. Igual de comer demasiado, el dormir demasiado nos daña. Los médicos dicen que el quedarse en la cama más de lo que es necesario, pensando con esto cuidar más el cuerpo, no lo ayuda, más bien lo debilita.
3. Daña el alma. Estar acostado en la cama no sólo nos impide dar la parte más preciosa del día a la oración y meditación, sino que también nos guía esta pereza a muchas otras maldades.”
“Para saber del efecto positivo que el madrugar trae al interior y exterior del hombre, sólo necesita experimentar invirtiendo una, dos o tres horas diarias en el orar o meditar antes de desayunar, o haciendo esto en tu cuarto o en el campo abierto, con la Biblia en tus manos. Ruego a todos los que leen esto y que no están acostumbrados a madrugar desde muy temprano, que lo prueben, y van a alabar al Señor al hacerlo. No se desanimen por sentirse cansados y amodorrados a causa de madrugar. Pronto se irá eso. Después de unos días, se sentirán más fuertes y frescos que cuando se quedaban en la cama una o dos horas más de lo que necesitaban.”
“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”. (Pr. 8:17) BENDICIONES.
Un Ejemplo a seguir.
El Evangelista Yiye Ávila días antes de terminar su ayuno de 41 días, en el año 1972. Luego de ese ayuno Yiye celebró la primera campaña en Levittown donde 2,303 vidas vinieron a Cristo. Luego la segunda campaña fue en Bayamon donde 3,450 almas vinieron a Cristo. Luego la tercera campaña fuera de Puerto Rico, en Santo Domingo 4,972 vidas para Cristo. Para un total de 10,725 vidas para Cristo, en las primeras 3 campañas luego del ayuno 41 días. El Hno Yiye, fue un gran hombre fiel a Dios. Un hermano que le conoció muy de cerca dijo: Por años tuve la oportunidad de orar por las madrugadas con Yiye Ávila.
En una ocasión Yiye llegó a la 1:00 de la madrugada de un viaje de Argentina, y me dijeron hoy Yiye no vendrá. Y como a las 3:00 am, siento una mano a mi espalda y era Yiye que me dijo; "Aquí estamos," yo le dije: "Pero siervo acabas de llegar de un viaje largo," y el me dijo: "el que no sepa pagar el precio que no se meta a esto." Foto del ayuno de 41 días del Hno Yiye Ávila. Un hombre de Dios que supo pagar el precio.
Bendiciones de lo alto.
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