LOS PECADOS COMUNES

DE LA LENGUA

 

 Dice Proverbios 10:19, “En las muchas palabras no falta pecado; más el que refrena sus labios es prudente.” Los pecados más frecuentes y cotidianos son los pecados de la lengua, y están en la clasificación de las obras de la carne.

 

Para muchos son considerados inofensivos, piensan que no le hacen daño a nadie, no obstante; son los pecados que dentro de las congregaciones son los más destructivos. Hemos sido testigos de congregaciones que se han resquebrajado a causa del chisme, la murmuración, la mentira, la calumnia, la adulación y la soberbia. La falta de unidad y la división es el resultado común de estos pecados. Analicemos de forma individual y para su mejor comprensión cada uno de estos pecados de la lengua que más utilizan los espíritus. De seguro le será de mucha utilidad en el conocimiento de la sanidad y liberación.

 

a) La murmuración. Es cuando alguien a quien no le compete, da juicios sobre conductas y personas, juzgándolas severamente. El pueblo de Israel murmuró. (Éxodo 16:2). Dice: Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto”. La murmuración es de las armas más utilizadas por el enemigo para dividir al pueblo de Dios. Este es un pecado aborrecible para Dios. El destruyo a Coré, Datán y Abiram, Ellos, sus tiendas, sus familias con sus pertenencias fueron tragados vivos al abrirse la tierra por haber murmurado contra Moisés y Aarón. Además; dice la escritura, También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. (Num.16:35)

 

b) La difamación. La difamación es otro pecado de la lengua. La difamación, es Información negativa que se dice en público o se escribe, de una persona en contra de su buen nombre, su fama y su honor. Especialmente cuando parte de una acusación falsa que no es verdad. El apóstol pablo decía: Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. (1ª. Cor.4:11-12). Los pastores, ministerios y cristianos tienden mucho a ser difamados por todos los medios, aun por la misma iglesia.

 

c) La calumnia. La calumnia es una acusación falsa que se realiza con el objetivo de provocar un perjuicio, es una imputación o acusación falsa: quien acusa lo hace con el objetivo de dañar al acusado. La calumnia está a un nivel tan alto en la lista que Dios hace de los agravios, que la incluyó en los diez mandamientos. El noveno mandamiento dice, "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" (Éxodo 20:16). El dar falso testimonio incluye la calumnia por causa de las falsedades que se han esparcido. La calumnia es simplemente mentir acerca de alguien con la intención de hacer que otros vean a esa persona de manera negativa. Un deseo de calumniar puede brotar de una raíz de amargura, de una herida no resuelta, de falta de perdón, o de otros pecados del corazón. Los espíritus usan las lenguas de las personas dañadas para propagar su veneno mortal. El señor dice: No andarás de calumniador entre tu pueblo; no harás nada contra la vida de tu prójimo; yo soy el SEÑOR (Lev.19:16)

 

d) La injuria. Esta palabra significa dirigirse con un lenguaje abusivo o insultante, reprochar. Se les prohibió a los israelitas injuriar a sus padres so pena de muerte. La injuria es una injusticia, ofensa o insulto que ultraja el buen nombre y el honor de un individuo. También nos estamos refiriendo a un agravio, ultraje, vejación, afrenta y burla hacia la persona. Jesús fue injuriado estando en la cruz. Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. (Mat.27:39-40) (…V-44) Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.

 

e) Mentira. La mentira es otro de los pecados de la lengua. Está dentro de las 6 cosas que más aborrece el Señor. Las personas mentirosas jamás son calificadas como serias e incluso pierden toda credibilidad. El mentirles a las personas es una acción aborrecible, pervierte la moral, la ética, lo espiritual y peor aún, denigra la personalidad humana. Pero existe otra mentira que es mucho más grave, la mentira directa, flagrante y deliberada, como la de los esposos Ananías y Safira, la biblia dice: Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón á que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. (Hech. 5:4), «si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad» (1ª Jn 1:6). De acuerdo a la biblia, el destino final de los mentirosos es que irán al lago de fuego «… y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.» (Apoc. 21:8)

 

f) El chisme. Dios detesta el chisme y en la biblia hay grandes juicios y consecuencias. El chisme se define como alguien que revela secretos, alguien que tiene información privilegiada de la gente y luego revela esa información a aquellos que no tienen por qué conocerla. Los chismosos tienen como su meta edificarse a sí mismos, haciendo que otros se vean mal, se enorgullecen de sí mismos por ser portadores de conocimiento “confidencial”. Pablo advierte a las viudas que no deben entretenerse con el hábito del chisme y de estar ociosas. Estas mujeres son descritas como “chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” (1 Tim. 5:12-13) Por lo tanto, despójense de toda clase de maldad, todo engaño, hipocresía y envidia, y toda clase de chismes. (1ª. Ped. 2:1)

 

g) La queja. ¡Claro y simple, quejarse es un pecado! Esto crea una gran cantidad de problemas a las personas y destruye la alegría de cualquiera que los escucha. El quejoso, siempre se queja por tonterías: “Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que queríamos. ¡Pero ahora lo único que vemos es este maná! Hasta hemos perdido el apetito». (Núm. 11:5-16). El pueblo de Israel se quejaba porque no tenían pescado, pepino, etc. y extrañaban las cebollas de Egipto. Dios los sacó del cautiverio, les abrió el Mar Rojo, les dio señales y ellos extrañaban las cebollas, porque el quejoso así es, se olvida de todo lo grandioso que Dios hizo en su vida y solo recuerda las cebollas y los ajos. Era la voluntad de Dios que ellos salieran de Egipto, que Moisés los guiara a entrar a la tierra prometida, Dios estaba con ellos, entonces ¿por qué se quejaban por las cebollas y todo lo demás? porque hicieron de la queja su pan de cada día…

 

El quejoso busca otro quejoso porque los espíritus se atraen. El quejoso no quiere que alguien lo desafíe, sino que alimente su miseria. Dios aborrece la queja. La biblia dice: Núm. 11:1-3 “Los israelitas siempre se quejaban con Dios por los problemas que tenían. Cuando Dios oyó sus quejas, se enojó mucho y prendió un fuego alrededor del  campamento. La gente empezó a gritar y a pedirle ayuda a Moisés. Entonces Moisés rogó a Dios por ellos, y el fuego se apagó. Por eso llamaron a ese lugar Taberá, que quiere decir «incendio». Lo llamaron así para recordar que Dios se había enojado allí contra ellos. Por eso cada vez que alguien se queja enciende la ira del Señor.

 

h) Las blasfemias. Cuando hablamos mal de otra persona, se considera un acto malo, sucio y oscuro. Sin embargo, cuando hablamos mal de Dios, está considerado un pecado mortal. La blasfemia es de los actos más ofensivos de la lengua, porque se levantan contra las cosas santas y sagradas. Satanás es la fuente principal de este tipo de blasfemias. En el periodo de la gran tribulación el anticristo blasfemara contra Dios, la biblia dice: Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo. (Apoc.13:6.) Las personas que blasfeman son evidentes que sus lenguas están controladas por demonios. El Apóstol Pablo reconoce que llego a blasfemar el nombre de Cristo. La palabra dice: “a pesar de que yo antes blasfemaba el nombre de Cristo. En mi insolencia, yo perseguía a su pueblo; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque lo hacía por ignorancia y porque era un incrédulo”. (1ª. Tim.1:13)

 

Son blasfemias: Toda palabra o acto que irrespete la majestad de Dios, o que injurie su nombre y sus obras. Esto incluye tomar el nombre de Dios en vano pues se considera una la falta de respeto, no sólo a Dios, sino a sus siervos. Así, cuando quisieron hacer daño a Esteban, los líderes religiosos judíos “sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”. Se nos exhorta a respetar aun a los ángeles adversarios de Dios. (Jud. 1:8-10).

 

i) Las palabras corrompidas. Se refieren a un lenguaje vergonzoso, obsceno, indecente y vulgar, es el abstenerse de hablar groserías y chistes groseros, palabras deshonestas y maliciosas. El Señor nos exhorta en su palabra y nos dice: Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efes.4:29) El hombre dará cuentas a Dios de toda palabra ociosa. Jesús dice: Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Y Pablos nos reconviene diciendo. “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” (Ef. 4:31).

 

j) La jactancia. El Señor nos dice en su palabra: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. (Col.3:23-24). Jactarse es hablar con orgullo y enorgullecerse y hacer alarde de lo que se posee, es Robarle la gloria a Dios y glorificarse uno mismo, hablar con envanecimiento y presunción, y hablar sobre todo de las propias obras. En muchos casos, las personas jactanciosas tienen hambre de llamar la atención y quizá no se den cuenta de las consecuencias que derivan de su modo de exponer las cosas. El apóstol pablo les dice: Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestra arrogancia; toda jactancia semejante es mala. (Sant.4:16-17). Los arrogantes están a un paso de la soberbia.

 

La importancia de permanecer alertas. Es posible que muchos no le presten importancia en sus congregaciones cuando se presentan ciertos síntomas de rebeldía, murmuración, difamación, calumnia, injurias, mentiras, quejas y chismes entre sus miembros. El problema se agudiza hasta que es insoportable. Lo común que se hace es reconvenir a los infractores aconsejándoles, y apelando a un cambio de actitud, pero sin tratar el problema desde la raíz espiritual. La falta de ayuno y oración en las congregaciones es síntoma de enfermedad de vida o muerte espiritual.

 

Alguien dijo: La tenacidad y constancia en la oración hace la diferencia. Muchos hombres pueden tener fama y ser reconocidos en el mundo religioso, pero no en el infierno. Pero un hombre espiritual es temido por Satanás porque sabe, que, con él, siempre lleva las de perder.   Extracto de nuestro libro rompe con tu pasado.

 

 

Bendiciones de lo alto

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