Comentarios sobre el Avivamiento

 

La noche del martes 4 de Enero de 1859, Spurgeon, que tenía 24 años en ese entonces, se dirigió a una vasta audiencia, reunida por la YMCA, en Exeter Hall. Su tema era De Propaganda Fide (sobre la propagación de la fe), que lo llevó a argumentar sobre la necesidad de un avivamiento:

 

“Debemos confesar que ahora no tenemos el derramamiento del Espíritu de Dios que podríamos esperar… Oh, si el Espíritu de Dios descendiera sobre los que están congregados aquí esta noche, y sobre todas las reuniones de los santos, ¡qué efecto produciría! No buscamos excitaciones extraordinarias, esos acompañantes espurios de los avivamientos genuinos, pero buscamos el derramamiento del Espíritu de Dios…

 

El Espíritu está soplando en nuestras iglesias con Su aliento genial, pero es como una suave brisa. ¡Oh, que viniera con estruendo un viento recio que arrastrara todo consigo! Esta es la necesidad de los tiempos, la gran necesidad de nuestro país. ¡Que nos llegara como una bendición del Altísimo!” El deseo fue cumplido.

 

En la primavera de 1859, inspirado por las noticias del avivamiento que comenzó en Estados Unidos en el invierno de 1857-58, un avivamiento generalizado comenzó en Irlanda del Norte y Gales. 

 

En Estados Unidos, después del Segundo Avivamiento Evangelístico que había sacudido ese país comenzando en 1792, ya se había consumido su fuerza. El declive espiritual y social se había entronizado y estaba corroyendo los cimientos de la sociedad. El desasosiego civil acerca de la esclavitud se estaba gestando. Las iglesias languidecían y anhelaban una nueva vida y vitalidad, aparentemente incapaces de causar un impacto en la necesitada nación. El país se movía cuesta abajo. 

 

En ese medio estéril, en el otoño de 1857, un señor llamado Jeremías Lamphier, un misionero laico de la iglesia reformada holandesa de la Calle Fulton de Nueva York, hizo un llamado para que hubiera servicios de oración al mediodía. Invitó a los que quisieran asistir a la iglesia para entregarse a la oración durante su hora de comida. Una carga pesaba grandemente en su corazón por un avivamiento. Un toque inicial de avivamiento había comenzado en Canadá unos cuantos meses antes. También, la búsqueda de un avivamiento había comenzado en 108 Universidades de gran reputación, como Amherst, Yale, y Williams en Estados Unidos. ¿Podría ser tocada Nueva York? 

 

Con ese fin, Lamphier convocó a la oración ferviente. Estableció un día, el 23 de Septiembre de 1857, a las doce del día en punto. Nadie había llegado a las 12: 25, y el deprimido misionero estaba a punto de descartar la idea como un proyecto fracasado. Sin embargo, a las 12: 30 se aparecieron 6 hombres. Esos que oraron, manifestaron un genuino espíritu de preocupación, así que Lamphier programó otra reunión, para la siguiente semana. Esa siguiente semana, la asistencia de personas se duplicó, para el servicio de oración. En la tercera había todavía muchas más personas de rodillas. Entonces decidieron reunirse diario para orar. El 7 de Octubre el mercado de valores se desplomó y el desempleó se elevó brutalmente. Todo esto, sin duda, indujo a muchas personas a comenzar a buscar a Dios en oración. Para la mitad del invierno, la iglesia Reformada Holandesa estaba desbordante de gente que oraba. Pronto se extendió a la Iglesia Metodista de John Street, y luego se extendió a la Iglesia Episcopal de la Trinidad en Broadway y Wall Street.

 

En los meses de Febrero y Marzo de 1858, cada iglesia y cada salón público en la parte central de Nueva York estaban saturados hasta el límite de su capacidad, simplemente para orar a la hora de la comida. Una vez, alguien hizo un muestreo para ver cuántos estaban orando a esa hora. Un muestreo es sólo una parte de la población de gente orando. Se contaron 6,100 personas involucradas en ferviente oración para un avivamiento. Luego se vino como una avalancha. Las iglesias por doquier comenzaron a llenarse de gente que oraba. No sólo eso, comenzaron a darse muchas conversiones en estos servicios de oración y en varias reuniones evangelísticas. En una sola semana hubo diez mil conversiones en Nueva York. A lo largo de toda Nueva Inglaterra, las campanas tañían regularmente a las 8 de la mañana, al mediodía y a las 6 de la tarde, llamando a la gente a la oración. 

 

El avivamiento en Estados Unidos ardió como un fuego. En Chicago, 2,000 personas se reunían diariamente en el Teatro Metropolitano para orar. Los avivamientos brotaron en escuelas seculares. En una escuela de Cleveland, en Ohio, todos los niños de una escuela se convirtieron, con la excepción de dos alumnos. Los laicos, hombres y mujeres, eran las puntas de lanzas del movimiento. Dios, en Su soberanía, se había agradado de visitar la nación con Su gloria. ¡Qué días fueron esos! Por dos años, cincuenta mil personas al mes se unían a las membresías de las iglesias. En aquella época la población de los Estados Unidos era de sólo 30 millones de habitantes. 

 

Un avivamiento de tal magnitud, siempre cubre muchas áreas. El Espíritu de oración se trasladó a través del Atlántico e inicialmente tocó Irlanda. Un señor llamado James McQuilkin, junto con un amigo, comenzaron a orar por un avivamiento en Irlanda. Dios oyó sus oraciones, y en 1858, la iglesia presbiteriana de Irlanda envió a algunos observadores a los Estados Unidos para investigar el Avivamiento de Oración que había tomado posesión de ese país. Regresaron a casa muy entusiasmados. Uno de ellos escribió un libro que Dios usó de manera significativa para inducir a los cristianos irlandeses a que oraran por un movimiento similar en su tierra. Pronto Belfast, Dublín, Cork y todos sus alrededores cayeron bajo el impacto del avivamiento de oración. La nación hincó su rodilla. 

 

Conforme las noticias y las conmovedoras historias del avivamiento de los Estados Unidos se extendieron por todas las Islas Británicas, en corto tiempo, Escocia despertó. Por todas partes brotaron reuniones de oración en Glasgow, Edimburgo y virtualmente en todas las ciudades y pueblos del país. En 1859, la iglesia presbiteriana unida reportó que el 25% de sus miembros asistían con regularidad a una reunión de oración por el avivamiento espiritual. Entonces surgió un avivamiento general, primero en Aberdeen, luego en Glasgow y finalmente por todas partes. Los fieles escoceses experimentaron el poder revividor de Dios. Un evangelista llamado Brownlow North, fue especialmente usado en esos días significativos. Brownlow North fue un activo predicador y autor del El Rico y Lázaro, una exposición de Lucas 16: 19-31.

 

Gales también se sometió al poder de Dios, casi simultáneamente con Irlanda. Finalmente Inglaterra comenzó a calentarse con la conflagración. Se celebró una reunión de oración en un salón de la ciudad, y se siguieron otras oraciones a las que asistían unas cien personas. Para fines del año de 1859 se tenían 24 reuniones de oración al día, en el área de Londres. Fue un año que la iglesia cristiana tiene motivo para recordar hasta el fin de los tiempos.

 

Sobre aquella tierra vino un gran despertar espiritual. Hombres y mujeres que en toda su vida no se habían preocupado por el estado de su alma, de una manera súbita se dieron cuenta de que eran pecadores necesitados de salvación; personas que asistían regularmente a la iglesia, pero que de una manera despreocupada llevaban años y años escuchando sermones, súbitamente despertaron a las realidades de un mundo eterno; los pastores empezaron a predicar con renovada autoridad; los trabajadores llevaban la Biblia a sus bancos de trabajo; los taberneros liquidaron sus negocios y abrieron sus tiendas para vender libros religiosos. En resumen: el Espíritu de Dios obró en los corazones de los hombres, y en ninguna parte era más evidente esto que Irlanda del Norte. Durante el avivamiento, un millón de personas en toda la Gran Bretaña se unió a la membresía de diversas iglesias. 

 

Spurgeon pudo escribir: “Los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor por fin han amanecido en nuestra tierra.” 

 

De todos los predicadores de ese año de gracia, no hubo ninguno más notable que Spurgeon, y aunque Londres nunca se convirtió en el centro de esas escenas de avivamiento que se manifestaron en otras partes, no hubo una voz más influyente en toda la tierra que la del joven pastor de la Capilla New Park Street. 

 

Recordemos que el 1 de Marzo de 1859 predicó a una desbordante congregación en el Tabernáculo de Whitefield. Recordemos el incidente del rayo que mató a un hombre en Clapham Common, donde predicó al aire libre a una multitud de 10,000 personas. Dos días después volvió a predicar a otra multitud al aire libre en el Castillo de Rowland situado en un valle. Las propias colinas reproducían el sonido de sus palabras y una congregación impávida podía oír las conmovedoras exhortaciones que regresaban como un eco desde la distancia: “¡Vengan, vengan, vengan, vengan!” En Julio también predicó en Gales por primera vez, también al aire libre a una congregación de unas 9 o 10 mil personas. En Octubre de 1859 volvió a predicar al aire libre en Carlton, a un grupo de unas cuatro mil personas. 

 

Muchos años después, un asistente a las prédicas de Spurgeon, comentó acerca de un sermón que predicó el 17 de Julio de 1859, titulado La Historia de los Poderosos Hechos de Dios. ¡Cómo se gozaba Spurgeon en la predicación esa mañana! Hacía mucho calor, y tenía que estar constantemente secándose el sudor de su frente; pero esta incomodidad no le afectaba su predicación, sus palabras fluían como un torrente de sagrada elocuencia… Estuve presente también en el último servicio que tuvo lugar en el Music Hall, el 11 de Diciembre de 1859. Había mucha neblina, el lugar estaba abarrotado, hasta el tope. Spurgeon predicó un sermón acerca de la necesidad de declarar todo el consejo de Dios. Siempre hay algo triste ligado a las despedidas; y, cuando terminó el servicio y salí, sentí que una de las experiencias más felices de mi juventud pertenecía al pasado. Así también pasó, en mi opinión, la etapa más romántica en la maravillosa vida del señor Spurgeon. 

 

La fortaleza del ministerio de Spurgeon radicaba en su teología. Redescubrió lo que la iglesia había olvidado en gran medida: el poder evangelístico de la así llamada doctrina calvinista. Spurgeon dijo: “Nosotros creemos en los cinco grandiosos puntos del calvinismo. Los consideramos como cinco grandes faros que irradian de la cruz de Cristo.” 

 

Eric Hayden, que fue pastor del Tabernáculo Metropolitano de 1956 a 1961, aportó estas consideraciones para entender el éxito de la predicación de Spurgeon: 

 

1.- Las oraciones de la congregación de New Park Street. Era un grupo fiel de cristianos intercesores. El joven Spurgeon heredó ese legado. Ese espíritu de oración también continuó a lo largo de los años de los servicios en el Tabernáculo Metropolitano. “Aquí está nuestro cuarto de máquinas.” Las reuniones de oración tenían lugar los lunes por la noche, y asistían unas tres mil personas. 

 

2.- Otro factor para el éxito, está expresado en las propias palabras de Spurgeon: “Una sana doctrina y una invitación amorosa constituyen una buena base de material, que, cuando está modelado por la mano de la oración y de la fe, formará sermones de mucho mayor valor para salvar almas que los ensayos más filosóficos preparados muy elaboradamente, y entregados con elocuencia y corrección.” Entonces los dos elementos importantes son: sana doctrina y una invitación amorosa. 

 

3.- La providencia de Dios. Spurgeon era el hombre de Dios en esa hora, y raramente se da uno cuenta de cuán profundamente lo está utilizando el Espíritu Santo, al menos en ese momento. Spurgeon lo sabía, pues afirmaba: “debemos encorvarnos ante Dios para que podamos conquistar a los hombres.” 

 

La Publicación de los Sermones 

 

Debemos recordar que Charles comenzó a predicar en la Capilla de New Park Street en 1854. Él contribuyó con algunos artículos expositivos en diversas revistas bautistas. Luego algunos o varios de sus sermones fueron publicados por un señor de nombre James Paul, que tenía una publicación de las que eran conocidas como ‘Púlpito del Centavo’. Los sermones tuvieron mucha aceptación. Esto comenzó a atraer la atención hacia el joven predicador como escritor. 

 

Cuando Spurgeon comenzó la publicación semanal de sus sermones, a la edad de 21 años, poco se imaginaba que había comenzado un ministerio global. Aunque predicó cara a cara a todas las masas en Londres, cada domingo, la congregación del Tabernáculo Metropolitano se vuelve algo infinitamente pequeño en comparación a las multitudes que nunca han visto su rostro o han oído su voz, pero que han sentido el profundo impacto de sus sermones impresos. Un inglés que murió en Brasil, comentó al momento de su muerte: “nunca veré al señor Spurgeon en la tierra, pero le hablaré de él al Señor Jesús cuando llegue al cielo.” 

 

LOS AÑOS DE MINISTERIO EN EL TABERNÁCULO METROPOLITANO 

 

La construcción del Tabernáculo Metropolitano duró casi dos años, y su costo, que había sido estimado en 13,000 libras esterlinas, ascendió a 31,000 libras esterlinas. Spurgeon se las ingenió de todas las maneras posibles para obtener todo el dinero, y lo logró, de tal manera que cuando el edificio fue inaugurado, no había ni una sola deuda. El primer servicio que se tuvo en un día domingo correspondía al domingo 31 de Marzo de 1861.

 

Spurgeon contaba con solo 26 años de edad, sin embargo, bajo su liderazgo, su congregación había crecido de aproximadamente unas 80 personas, que es el número al que se dirigió cuando llegó aquel domingo de Diciembre de 1853 hasta 6,000 personas. Era la iglesia no conformista más grande del mundo. Ahora ya contaban con un edificio en el que se centrarían las actividades de los miembros de la iglesia, en el que desarrollarían los proyectos, y al que serían atraídas multitudes de personas para oír el Evangelio y entrar en la vida cristiana.

 

El Tabernáculo estaba admirablemente planeado para satisfacer las necesidades del ministerio de Spurgeon. Spurgeon no aceptó ningún salario a partir del punto en que sus libros y sus sermones comenzaron a venderse tan ampliamente, pero había una caja a la entrada del edificio para ofrendas para el Colegio del Pastor. 

 

Las reuniones de celebración de la apertura del Tabernáculo duraron dos semanas. Las primeras palabras que Spurgeon habló en el nuevo edificio, claramente declaraban su posición doctrinal y su propósito integral.

 

Spurgeon dijo: “Quiero proponer que el tema del ministerio de esta iglesia, mientras permanezca en pie su púlpito y haya congregantes que aquí se reúnan, sea la persona de JESUCRISTO. Nunca me avergüenzo de reconocer que soy CALVINISTA; no dudo en llamarme BAUTISTA; pero si me preguntan cuál es mi credo, respondo, “Es JESUCRISTO”.

 

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