La influencia demoniaca. 

Estamos en un mundo lleno de tentaciones, donde satanás tentará nuestra vieja naturaleza para que regresemos de nuevo hacer lo malo. La Biblia dice que tenemos tres fuentes de tentación. Satanás, el mundo y nuestra carne.

a) Cuando Jesús fue tentado satanás le ofreció el mundo. “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Podemos argumentar que el ofrecimiento que satanás le hizo a Jesús fue atrevido y descarado, pero no podemos negar que le decía la verdad. Jesús nunca objetó la declaración. La autoridad que tiene Satanás sobre el mundo no se la dio Dios. Adán la había recibido de Dios, y se la transfirió a satanás cuando peco en el huerto. Satanás dijo; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 

b) Una tentadora oferta a tan alto precio. A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. El peligro inminente de aceptar tal oferta, no solamente es caer en tentación, sino rendirse, adorar a satanás y sus demonios a través de la práctica de los placeres pecaminosos. Es quedar esclavizado ante la gloria que del mundo ofrece. Todo a costa de la pérdida del alma. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1ª. Jn.2:16)

c) Los demonios ejercen su influencia en el mundo. El mundo ofrece placeres de la carne, fama, dinero, poder y placer. Los cristianos pueden llegar a ser influenciados por los demonios, y aun hacerlos caer a través de la tentación como lo hacen con la población de la tierra. Pero tenemos que recordar la palabra que Jesús dice: “Porque ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marc.8:36) y nos exhorta “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. (1ª. Jn. 2:15).  

d) Los hijos de Dios pueden vencer al mundo y sus tentaciones. Podemos ser más que vencedores tal como Jesús lo hizo. Pero también; como hijos de Dios debemos valorar lo que el Señor hizo por nosotros al darnos vida, y limpiarnos de toda maldad. Su palabra dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.  Efesios 2:1-2

e) Satanás gobierna sobre los incrédulos. Satanás es mencionado como; "el príncipe de la potestad del aire", (Efesios 2:2). Es decir; que de alguna manera él gobierna el mundo y las personas incrédulas y pecadoras que lo habitan. Él es el "príncipe de este mundo" (Jn. 12:31). Quien promueve su naturaleza pecaminosa a esta humanidad, es por esto que, “…el mundo entero yace en poder del maligno” (1ª.de JN 5:19). Esto no quiere decir que él gobierna el mundo completamente; Dios sigue siendo soberano. Pero sí, 103 significa que Dios, en Su infinita sabiduría ha permitido que Satanás opere en este mundo dentro de los límites que le ha establecido a causa del pecado del hombre.

f) No podemos vivir de manera neutral. No hay escapatoria, mientras existamos en esta tierra nadie puede permanecer neutral en cuanto a influencia espiritual se refiere. O se es movido por el Espíritu de Dios, o por el espíritu del diablo. Está por demás decir, que todo el que practica el pecado le pertenece a satanás. “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio…” (1ªJn.3:8) Pero los que somos de Cristo ya no hay condenación. Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús. (Rom.8:1) … Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (Rom. 8:9) 

g) Las influencias demoniacas. Las puertas de entrada son las mismas como lo estudiamos en el capítulo 8. La influencia de los demonios está en el mundo y en los placeres de la carne. Siempre estarán ahí. Pero esta no tendrá efectos en nosotros siempre y cuando permanezcamos injertados a la vid verdadera que es Cristo. De igual manera; los demonios trataran de seducirnos con todo lo que el mundo ofrece en relación al pecado en cualquiera de sus presentaciones. Es importante afirmar a nuestros aconsejados de que ahora pertenecen al reino del Señor Jesucristo. “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”. (Col.1:13-14).     Pastor Daniel  Extracto de nuestro libro rompe con tu pasado.

Bendiciones de lo alto.

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