Señales de que estas muriendo espiritualmente.
Ø Puedes pasar horas o días sin pensar en Dios
Ø No tienes un fuerte deseo de pasar un tiempo a solas con Él
Ø Ya no sientes esa hambre insaciable por leer su Palabra y aprender de ella
Ø El pasar tiempo en oración se ha vuelto una carga en tu vida, cuando debe ser una delicia para ti.
Ø Tu adoración se ha vuelto formal, seca y sin vida. Sólo actúas como los demás en la congregación al adorar.
Ø Tus momentos de oración y adoración de forma privada son casi inexistentes, fríos y secos.
Ø Estas más preocupado sobre tu salud física, bienestar y comodidades de la vida que del bienestar y condición de tu alma.
Ø Cuando tienes poco apetito por la comida espiritual y más por degustar los sabores de la vida.
Ø Anhelas más la compañía humana que tu relación personal con Cristo.
Ø Inviertes más esfuerzo y tiempo en tu aspecto físico para agradar a otras personas, que en la belleza espiritual para agradar a Cristo
Ø Tu corazón ya no es ferviente y apasionado como antes lo hacías, ahora se ha vuelto frio e indiferente.
Ø El cristianismo se ha vuelto una serie de pasos a cumplir, en vez de mantener una relación viva con Cristo.
Ø Mides la espiritualidad de otros por su servicio, en vez de la condición de su corazón para con Cristo.
Ø Cuando defines al cristianismo más por lo que uno hace, que por lo que es delante de Jesús.
Ø Cuando tu obediencia y servicio están alimentados y motivados por las expectativas que se genera en otros o por el deseo de impresionar a otros, en vez de servir por pasión a Cristo.
Ø Estas interesado en la recreación, entretenimiento y tener diversión en vez de cultivar tu intimidad con Cristo, por medio de la oración, alabanza, ayuno y estudio de su Palabra.
Ø Cuando prefieres compartir tiempo con amistades que no aman a Cristo, en vez de pasar tiempo con amistades cristianas que podrían ayudarte a despertar tu hambre espiritual.
Ø Estas más preocupado por lo que otros piensas y en complacerlos, en vez de conocer y agradar a Dios.
Ø Cuando tu servicio a Cristo y a los demás es motivado por un sentido de obligación.
Ø Puedes hablar de cosas triviales con muchísimas personas, pero esquivas hablar sobre temas cristianos o sobre tu propia condición espiritual.
Ø Cuando en tu iglesia piden algún testimonio personal con su relación con Cristo o sobre ¿Qué Dios está haciendo en tu vida?, y tú te escondes para evitar que te pregunten.
Ø Cuando no encuentras fácil felicidad en los pequeños detalles que Dios nos regala cada día.
Ø Cuando te enfadas y críticas con facilidad, al ver alguien que alguien nuevo en la iglesia dice algo doctrinalmente incorrecto o vive en pecado.
Ø Cuando disfrutas mucho más de canciones seculares, películas y libros, en vez de materiales cristiano que te ayudarán a crecer en Cristo.
Ø Cuando prefieres ocupar tu día con actividades laborales en vez de reservar unos pequeños minutos en intima oración con Jesús.
Ø Mostrar actitudes o estar involucrado en actividades que sabes que son contrarias a lo que Biblia dice, pero a pesar de ello continúas haciéndolo.
Ø Cuando comienzas a justificar, esas pequeñas cosas que te apartan de Cristo y te dirige más hacia la desobediencia.
Ø Cuando vuelves a las malas prácticas y malos hábitos de la vieja vida.
Ø Ignoras por completo o tratas de obviar esa pequeña voz dentro de tu interior (cuando Él te habla), llamándote a orar o diciéndote que lo que estás haciendo no es correcto.
Ø Cuando comienzas a disfrutas de ciertos pecados y no pretendes renunciar por ellos.
Ø Cuando ya no te afliges por el pecado. No sientes esa carga dentro de ti por haberle fallado a Jesús y haber contristado su Santo Espíritu.
Ø Cuando te sientes constantemente a ciertos pecados y dejas que tus pies se resbalen.
Ø Cuando te crees autosuficiente pensando que no necesitas del perdón de Dios y otros si lo necesitan por sus pecados.
Ø Cuando estas más preocupado por hacer las cosas solo por profesionalismo, que hacerlo con la disposición correcta.
Ø Cuando estas preocupado por obtener cosas materiales, en lugar de estar dispuesto en dar y suplir las necesidades del prójimo.
Ø Cuando rara vez te sacrificas por la obra del Señor.
Ø Cuando pasas más tiempo y dedicas más esfuerzo a la acumulación de bienes, en vez de suplir las necesidades del cuerpo de Cristo, la iglesia o de un misionero.
Ø Cuando estas más presto a juzgar al hermano, antes que extender misericordia y restaurar su vida espiritual.
Ø Es tiempo de clamar: Oh Dios, tú eres mi Dios; temprano te buscaré. Mi alma tiene sed de ti; mi carne te anhela en tierra seca y árida donde no hay agua Sal 63:1
Bendiciones de lo alto
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Y GRACIAS POR VISITARLA
abad daniel (sábado, 07 diciembre 2024 20:58)
soy de Perú q lindas enseñanzas lindas motivaciones q DIOS tenga misericordia de nosotros Adelante hno sigamos llevando el mensaje de DIOS CONSERVANDO LA SENDA ANTIGUA. un abrazo enorme ala distacia bendiciones.