Rescatan semilla
de palmera extinta
Palmera datilera extinta en Judea desde hace más de 700 años la resucitaron Y ya dio dátiles.
Muchos hablan de milagro. Es que la resurrección de la Palmera Datilera de Judea asombra a todos. Se había extinguido hace 60 años y hoy florece y da frutos. ¿Cómo lo logró? Gracias a la ciencia y el hallazgo de un antiquísimo frasco con semillas.
La Palmera Datilera de Judea era muy popular en Asia, hace 2.000 años. Aparece citada en la Biblia y el Corán, y hay escritos en donde se explica su uso como alimento, medicina, construcción, y confección de muebles, ropa y calzado.
Era un árbol esencial en la economía de Judea cuando los romanos conquistaron la región, por eso se dedicaron a destruirlo, para acelerar la rendición de sus enemigos.
Las continuas guerras en siglos sucesivos y el abandono de las plantaciones hicieron que la Palmera Datilera de Judea se diera por casi extinguida en el siglo XIV, y ya no hay referencias suyas al menos desde el siglo XIX.
Desaparecida hace 1500 años.- Los biólogos la daban por desaparecida pero en 1963, excavando en una fortaleza que resistió la invasión romana durante años, en Masada, el arqueólogo Yigael Yadin encontró una jarra con semillas que fueron datadas con una antigüedad de más de 2.000 años.
Las semillas permanecieron en un cajón durante décadas, olvidadas, hasta que en 2005 la botánica Elaine Solowey decidió plantar una, a ver lo que pasaba. Y para su sorpresa, germinó una palmera de una especie que no existe en la actualidad, y que los científicos han confirmado que es la Palmera Datilera de Judea.
Se llama Matusalén.- El análisis también confirmó que era una palmera macho, por eso la bautizaron con el nombre de Matusalén, en honor al personaje de la Biblia que vivió 969 años.
Para recuperar la especie se necesitaban palmeras hembras, así que la botánica Sarah Sallon contactó con arqueólogos para ver si habían encontrado más semillas en otras excavaciones. Aparecieron 30 más en Qumran.
Luego, un equipo de científicos dirigido por Sarah Sallon y Elaine Solowey, de la Organización Médica Hadassah en Israel, clasificó esta recompensa. Seleccionaron 34 semillas que pensaron que eran las más viables. Una fue separada como control mientras que las 33 restantes se empaparon cuidadosamente en agua y fertilizante para estimular la germinación. Al cabo de este proceso, se encontró que una más estaba dañada, por lo que fue descartada, y finalmente se plantaron las 32 semillas restantes.
En 2011 plantaron varias de ellas, y germinaron varias Palmeras Datileras de Judea, machos y hembras, que también recibieron nombres bíblicos: Jonás, Adán, Judith, Uriel, Booz y Hannah.
Hay varias y dan dátiles
En 2017, cuando los árboles ya producían flores, polinizaron a la palmera Hannah con el polen de Matusalén, y en 2018 germinaron los primeros frutos. Sus semillas ya se han plantado y ya se han obtenido nuevas palmeras.
Y se recogen dátiles de algunas de ellas. El futuro de las Palmeras Datileras de Judea parece asegurado. Todo gracias a unas semillas de hace 2.000 años, que consiguieron germinar dos milenios después.
Ahora, con las plantas en la mano, los científicos pudieron realizar distintos análisis y pruebas. Primero, recolectaron fragmentos de las cáscaras de semillas adheridas a las raíces de las plantas. Estos fueron perfectos para la datación por radiocarbono, lo que confirmó que los granos datan de entre 1,800 y 2,400 años atrás.
Luego, los investigadores pudieron efectuar análisis genéticos de las propias plantas, comparándolas con una base de datos genéticos de palmeras actuales. Esto mostró intercambios de material genético de palmeras datileras orientales del Medio Oriente y palmeras datileras occidentales del norte de África.
Esto sugiere prácticas agrícolas sofisticadas como la reproducción deliberada para introducir rasgos deseables en los árboles cultivados. “Descritas por escritores clásicos como Teofrasto, Herodoto, Galeno, Estrabón, Plinio el Viejo y Josefo, estas valiosas plantaciones produjeron dátiles atribuidos con diversas cualidades, incluido el gran tamaño, los beneficios nutricionales y medicinales, la dulzura y una larga vida de almacenamiento, lo que les permite exportarse a todo el Imperio Romano“, indicaron los especialistas.
Bendiciones de lo alto.
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